Procrastinar es el problema que se resuelve mañana, o se deja como propósito de un nuevo año. Es, tal y como dice la psicóloga Pilar Conde, «el acto de posponer una actividad importante por otra que es de menor importancia, disminuyendo tu potencial personal y profesional».
Todos los años nos proponemos lo mismo: ir al gimnasio, dejar de fumar, cambiar aspectos de nuestras vidas,… y todos los años coinciden prácticamente todos. Y los que no repetimos, suele ser porque hemos decidido mantenerlo como está. ¿Y por qué? Dejamos para el año que viene lo que podríamos hacer este año. Lo mismo ocurre con muchas de las tareas cotidianas, y empleamos excusas reconfortantes: “mañana lo hago”, “ahora no puedo que tengo que ordenar la mesa, lo haré luego”. Nos ponemos excusas que parecen justificables, también conocido como “dejar para mañana (o luego) lo que podemos hacer hoy (o ahora)”. Este año vamos a incluir otro propósito para el 2017: dejar de procrastinar.
En mayor o menor medida, todos procrastinamos en algún momento del día. Por esto hay que diferenciar a aquellas personas que simplemente aplazan de manera puntual algunas tareas, de aquellas que hacen de la procrastinación un estilo de vida. Este procrastinador pospone habitualmente los temas o asuntos importantes, convenciéndose a sí mismo que “luego” será el mejor momento para llevarlo a cabo. Dicha posposición conlleva, en muchos casos, que no alcancen sus metas personales.
Pero, ¿por qué procrastinamos?
Cuando el placer parece ser inmediato, tendemos a elegirlo frente al beneficio más largo. Nos cuesta renunciar a ese bienestar a corto plazo –bienestar falso, porque después nos sentimos culpables- que no nos aporta consecuencias negativas en el momento. Nos consolamos a nosotros mismos convenciéndonos de que ahora tenemos cosas más importantes que hacer o que después será mejor momento. Respecto a esto último, creemos que después será el momento perfecto y seremos más productivos. Pero no es así, ya que aparecerá otro motivo que nos limite a alcanzar aquello que realmente queremos.
Ciclo del hábito de procrastinar
Posponemos y dejamos las cosas pendientes para después. Aunque intentamos creer que es porque existen cosas más urgentes, o porque luego seremos más productivos, en realidad estamos enredándonos en un círculo vicioso entre ansiedad y culpa.
Primera fase: tienes que ponerte con esa tarea que tienes que hacer, y sientes ansiedad, pereza e inseguridad al pensarlo.
Segunda fase: tu cerebro recurre a la reacción lógica de aliviar esa sensación y se convence de que hay otras tareas pendientes. Así se siente mucho más productivo con esta última actividad, que no es prioridad en ese momento: “tengo que terminar este trabajo, pero tengo que ordenar y limpiar mi mesa para poder ser más organizada”.
Tercera fase: al haber rechazado la primera tarea y al haberte creado ansiedad el empezar o terminarla en un principio, tu cerebro la asocia con algo negativo, y sigue buscando otras tareas con las que distraer tu mente. Además, recurres a excusas que creemos racionales que tranquilizan: “si no ordeno y limpio la mesa, no puedo ser organizada con mis futuros trabajos”, o “ahora no es el mejor momento, mejor mañana que tendré más tiempo”.
Y así se forma el círculo vicioso: cuando piensas en la tarea que pospusiste en un principio, vuelves a sentir culpa y ansiedad, y vuelves a la segunda fase.
Claves para dejar de procrastinar
- Deja de razonar contigo mismo y hazlo. Las razones y excusas para posponer una actividad siempre son más placenteras, así que cambia ese pensamiento irracional y empieza ya, sin pensar. Piensa en los beneficios a medio y a largo plazo.
- Piensa en cómo te perjudica aplazar esa tarea, y los beneficios a largo plazo que supone enfrentarte a esa tarea ya: eliminar la ansiedad y el sentimiento de culpa, así como llevarte cada vez más cerca a los objetivos que tienes en
- Prémiate cada vez que te enfrentes a tu mente y consigas superar la procrastinación.
- Elimina las distracciones y establécete fechas límites. Para ello es importante que generes un entorno adecuado que no te distraiga y te permita estar concentrado. Si tienes un mundo lleno de distracciones más interesantes, es mucho más fácil que no nos concentremos. Con una sola búsqueda de una palabra, una noticia o una imagen, podemos pasarnos horas navegando saltando de página en página.
- Establece tiempos de descanso. Así conseguirás evitar que tu mente acabe estresada y saturada.
- Prioriza y aprende a decir «no». Las demandas sociales pueden ser un impedimento, prioriza lo que te has propuesto y permite decir no, o posponer dichas demandas.
- Tus metas más difíciles, hazlas públicas, eso hará que te comprometas y que el contexto social te pueda dar apoyo.