Aprovechamos el verano para escaparnos unos días – unas semanas los más afortunados- y así poder descansar de la rutina. Pero, además de recargar pilas, un buen descanso nos aporta beneficios a nuestro estado de ánimo.
Nuestro objetivo es sacar el máximo partido a las vacaciones para mejorar a nivel emocional. Las vacaciones son, en realidad, vacaciones mentales. Unos días en los que nos nuestra prioridad debemos ser nosotros mismos. La rutina, las preocupaciones y las obligaciones dejan de ser las protagonistas. Unos días en los que podemos vivir nuevas experiencias y aprender de ellas, de descansar y de desconectar.
¿Cómo conseguimos desconectar?
Aunque asociamos las vacaciones con desconectar de la rutina, muchas veces llevamos con nosotros nuestras obligaciones laborales, y no descansamos nuestra mente como deberíamos. Olvídate, dentro de lo posible, de las tareas del trabajo. En este sentido, antes de empezar las vacaciones, deja todo cerrado y preparado para poder desconectar lo máximo posible: es momento de adaptar la rutina a ti.
Acuérdate de vivir el presente. Las redes sociales marcan nuestras actividades. Publicamos dónde estamos, qué comemos, y con quién. Disfruta de cada detalle, de una buena siesta, de una tarde con tu familia, y del café después de una comida con amigos.
¿Cómo influye la desconexión a nuestro estado de ánimo?
Mejora nuestra salud: al no tener la tensión continua del día a día, nuestra presión arterial disminuye y conseguimos dormir mucho mejor. Además, cuando dejamos de lado las preocupaciones y las obligaciones, nos liberamos del estrés, y nos permitimos un descanso del cuerpo y de la mente.
Nos dedicamos más tiempo a nosotros mismos: aunque nuestras vacaciones duren pocos días, podemos dedicar ese tiempo a hacer lo que nos gusta. Así, rompemos con la rutina y con los hábitos cotidianos. Durante el año, nuestros horarios hacen que actuemos de manera automática. Nos despertamos a la misma hora, cogemos el mismo camino para ir a trabajar, coincidimos con las mismas personas… Pero en nuestras vacaciones, nos podemos permitir tomar decisiones y cambiar los hábitos. Porque nos apetece y disfrutamos haciéndolo.
Estamos de mejor humor: el clima y los días de sol fomentan un mejor estado de ánimo y aceleran tu metabolismo. En verano, los días son más largos, con más horas de luz. Tenemos más horas para dedicar a nuestras actividades de ocio.
Mejora nuestro rendimiento laboral: después de haber desconectado, nuestra productividad incrementa. Esto puede no ocurrir el primer día – bienvenido síndrome postvacacional- pero sí que, en los próximos días, notaremos una mejoría en nuestro rendimiento laboral
Consejos para eliminar el estrés
El apoyo y acompañamiento profesional puede evitar grandes problemas como el estrés crónico. Existen tratamientos psicológicos que nos ayudan a identificar el estrés, y nos enseñan las herramientas necesarias para gestionarlo. Desde Clínicas Origen se ha puesto en marcha un programa de tratamiento psicológico breve (ocho sesiones) para personas que llevan de 1 mes a 6 meses siendo presas del malestar, la tristeza y la apatía.