¿Cómo afecta el móvil a la dependencia emocional?

El teléfono móvil nos facilita el contacto con otras personas. Eso, y que además aporta múltiples ventajas, es algo indudable. Sin embargo, estas características y su uso excesivo pueden traer consigo consecuencias negativas a la salud psicológica de la persona. Por ejemplo, hace años, cuando alguien terminaba una relación, cumplía un proceso de duelo que, una vez pasado, aceptaba la situación y empezaba a reconstruir su vida. Ahora, el duelo se pasa también, pero influido por las redes sociales y el teléfono móvil. Siempre podemos seguir viendo o seguir la pista de nuestra expareja: ¿está en línea? ¿Ha rehecho su vida? ¿Qué ha estado haciendo estos días? Pero además de influir en el duelo, el móvil y la dependencia emocional están estrechamente ligados. Las personas que muestran dependencia emocional son adictos a la otra persona y al contacto con ella, y de ella depende su bienestar. Y el móvil facilita, precisamente, el contacto con otras personas. Aplicaciones como Whatsapp pone mucho más fácil el recibir información constante de esa persona: saber su última conexión, si está en línea, si tarda mucho en contestar.

La persona que es dependiente emocional, puede sentir síntomas similares a los de cualquier otro tipo de adicción (pero en este caso depende de una persona y no de una sustancia). La dependencia emocional provoca un cambio en el comportamiento natural de quien lo padece en los distintos ámbitos de su vida: social, familiar, laboral. Sabe y es consciente de que su bienestar, o la ausencia de malestar (aunque sea a corto plazo) depende de otra persona, y reconoce –en muchos casos- que tiene una relación perjudicial, pero siente que no es capaz de romper el vínculo. Este pánico a la soledad y a la ruptura, conduce a que en caso de que ocurra, sufra los síntomas del síndrome de abstinencia: pensamientos obsesivos, síntomas de ansiedad, deseos ansiosos de volver con la pareja, episodios depresivos. Síntomas que desaparecen de forma automática cuando se retoma la relación o se empieza otra nueva que sustituya la anterior. Y con los móviles y las nuevas tecnologías – sobre todo Whatsapp- la dependencia emocional se intensifica.

Whatsapp como generador de recompensas y respuestas inmediato

Debido al acceso inmediato al contacto con la persona como característica principal, el móvil satisface su ansia afectiva mediante mensajes instantáneos con los que la persona dependiente puede estar (todavía más) conectada a su pareja, dando lugar a un contacto frecuente y excesivo. El Whatsapp – siguiendo con el ejemplo- es una herramienta que fomenta la conducta de “comprobación”, la verificación del amor del otro o la aprobación (¿Me sigue haciendo caso? ¿Le sigo gustando?): “está en línea pero no habla conmigo, ¿le pasará algo?”, “voy a decirle algo bonito para que me responda lo mismo”, “¿qué estará haciendo ahora?”. La reacción – preocupación, enfado, incertidumbre- es tan rápida con la mensajería instantánea que ni nos paramos a pensarla, creando problemas donde, seguramente, no los haya.

Estas dudas que surgen hace que todavía esté más pendiente de su pareja, e imagina  e interpreta situaciones: “ya no le gusto”, o “está con otra”, por ejemplo. Como consecuencia, la persona sigue con esas comprobaciones o siente ansiedad para averiguar por qué el otro tarda en contestar, por qué se conectó a las 5 de la mañana, o por qué se comporta de esa manera. Al final es darle importa  ncia a cosas que, posiblemente, no sean relevantes, pero es un sinvivir para la persona dependiente.

Pero el problema de las redes sociales y la mensajería instantánea no lo tienen solo los que son dependientes emocionales, sino que una persona que no lo es, al tener el acceso inmediato al contacto con la otra persona, puede empezar sintiendo dependencia hacia el teléfono móvil e incluso hacia la reacción de los demás.

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