Ansiedad durante el aislamiento

Actualmente, todos estamos viéndonos obligados a vivir una situación que antes sólo nos imaginábamos en las películas y a la que nunca creíamos tener que hacerle frente. Estamos viviendo ese momento, de manera colectiva, teniendo que esperar, en casa, a que todo mitigue y podamos, de manera paulatina, en unas semanas, recuperar nuestras vidas normales.

Este escenario imprevisto tiene consecuencias en nuestro estado de ánimo y salud psicológica. Por eso, nuestra reacción normal es la de tener ansiedad: proporcionada y adecuada a la situación que estamos atravesando.

Para ello, desde Clínicas Origen queremos daros algunas claves que os ayuden a reducir la ansiedad en estos días.

En primer lugar, es muy importante crear y cuidar nuestra zona de confort: el espacio vital que sentimos como “lugar seguro”. Lo que hay dentro de nuestra zona de confort es conocido y tenemos cierto control sobre ello. La tranquilidad o bienestar no está fuera, sino en nuestro interior, en la forma en que nos percibimos e interpretamos todo aquello que nos rodea. Que recordemos esto durante estos días nos ayudará a poder controlar esos momentos en que creemos que nuestra zona de confort se está viendo “atacada” por situaciones que no podemos controlar.

También debemos aprender a racionalizar nuestras preocupaciones: escuchemos lo que nos preocupa y analicémoslo. Será muy positivo que lo escribamos con el fin de hacerlo correctamente, usando todo aquello que nos haya funcionado en el pasado para ayudar a controlar estos sentimientos negativos.

Pensar si el discurso que nos estamos dando a nosotros mismos es el correcto o es exagerado, si podemos hacer algo para cambiarlo o si, por el contrario, en este caso es algo que sale de nuestro control y de nuestras capacidades para poder mejorar la situación a la que nos estamos enfrentando.  Utilizar respuestas racionales basadas en hechos es la mejor de nuestras opciones.

Desde Clínicas Origen, creemos que una técnica muy positiva es aprender a respirar adecuadamente. Cuando en nuestro organismo se activa un nivel de alerta que está por encima a lo habitual, tenemos tendencia a hiperventilar, haciendo respiraciones cortas y demasiado rápidas o tomando grandes bocanadas de aire como si nos faltara el aire. En ambos casos, esto lo que provoca es un exceso de oxígeno, teniendo como consecuencia sensación de ahogo, mareo, falta de visión…

Con el fin de evitar esto, proponemos una respiración profunda o diafragmática:

  1. Adoptar la postura adecuada. Recomendamos estar sentados, con la espalda recta y apoyada correctamente en la silla, abriendo los hombros con el fin de que nos echemos hacia adelante. Los pies también deben estar apoyados completamente en el suelo. Posteriormente, colocaremos una mano sobre el vientre y otra sobre el pecho.

 

  1. Una vez colocados, comenzaremos a respirar, inspirando hasta que el aire llegue a la base de los pulmones y expirando, mientras lo sacamos.

Tomaremos aire por la nariz, de manera lenta y profunda, llenando bien de aire los pulmones. Retendremos el aire durante al menos 3 segundos, soltando el aire por la boca lentamente, y así sucesivamente dos o tres veces.

No nos olvidemos de generar rutinas sencillas para organizar nuestras jornadas, siguiendo unos horarios y organizando nuestras aficiones y tareas domésticas. Lo haremos en función de las cosas que nos interesan, que nos ocupan o que nos entretienen. Organizar tareas pendientes que teníamos como papeles o armarios, así como realizar actividad física, que nos ayudarán tanto a mantenernos sanos físicamente como mentalmente.

Sacar momentos positivos, como leer ese libro pendiente desde hace meses, escuchar música tranquilamente o ver series y películas que siempre acumulábamos.

Por último, debemos evitar retroalimentarnos en la medida de lo posible, evitando el consumo exceso de (des)información. Cuánto más tiempo pasamos viendo o leyendo sobre algo, más ansiedad injustificada tendremos y más confuso estará nuestro cerebro.

Es importante que seleccionemos fuentes fiables y oficiales y nos ciñamos a la información que dan: en la actualidad, hay cientos de bulos en las redes sociales.

 

La ansiedad es peor que un virus. No exageres el riesgo, minimízalo quedándote en casa.

En Clínicas Origen, #YoMeQuedoEnCasaContigo

 

 

 

Deja un comentario

trece − diez =