Una ruptura amorosa es de las situaciones más difíciles que existen y las solemos asociar a la soledad y al vacío. Sentimos un deseo irrefrenable de que vuelva esa persona a nuestras vidas o que se rellene el vacío que nos ha dejado; el “hoy” que nos imaginábamos “ayer” ya no existe. En su día nos enamoramos e iniciamos un proyecto de vida que pensábamos iba a ser eterno. Llega un día en que la relación termina y pensamos que nuestra vida también. Lo fundamental es saber que se consigue superar esa etapa de duelo, pero al principio es dolorosa y no se puede evitar. Aunque sí se pueden seguir unas pautas o unos consejos para superar – poco a poco- una ruptura amorosa:
- El primer paso, y que puede sonar más familiar, es aceptar lo que ha sucedido. Suena a tópico, pero es necesario este paso. La realidad está ahí, ya no estamos con esa persona y hay que asumirlo. Esto también requiere tiempo, pero cuanto antes, más fácil nos resultará seguir adelante con el duelo.
- Por supuesto, debemos expresar lo que sentimos, llorar o gritar si hace falta, pero comunicarnos con nuestro entorno y expresar lo que sentimos. Sin embargo, es importante también que, pasadas unas semanas, intentemos evitar que llorar siga siendo algo recurrente, puesto que dejará de ser una vía para exteriorizar nuestro estado de ánimo, pudiendo convertirse en un inductor de malestar.
- Reúnete con tus amigos, habla con ellos. Pero, pasado un tiempo, evitemos que nuestras conversaciones solo se centren en esa persona. Cuando salgamos con amigos o estemos con la familia, intentemos disfrutar de ellos, escucharles, participar en las conversaciones.
- Evita los “y si…” “qué habría pasado si…”. No podemos volver atrás, son situaciones imaginarias, idealizamos las consecuencias de haber hecho las cosas de manera distinta, realidades siempre imaginarias. Tenemos que ser conscientes de que si hicimos las cosas de esa manera en ese momento determinado, es porque creíamos que era lo correcto.
- Poner atención a lo que ocurre aquí y ahora, en lo que tenemos hoy, que es lo único que importa. Más conocido como Mindfulness, el objetivo de esta práctica es la concienciación plena, la concentración de la atención en el presente. Muchas veces, aunque nuestro cuerpo está en el presente, nuestra mente se encuentra en el pasado, sin dejar que vivamos el aquí y ahora. Pero es fundamental dirigir nuestra mente al presente.
- Un clavo no saca otro clavo. Y esto es muy importante. El duelo – la fase de tristeza, sensación de ruptura- siempre aparece. Por lo tanto, tratar de evitar el dolor con otra persona no es la solución. Puede disminuir temporalmente el dolor, pero puede derivar fácilmente a la dependencia emocional, el buscar a alguien que sustituya a nuestra expareja y evitar así el duelo. Y como hemos dicho, el duelo debe aprovecharse para favorecer nuestro desarrollo personal. Volveremos a enamorarnos de otra persona, pero no para cerrar la herida.
Sin duda, el tiempo es nuestro gran aliado. No podemos avanzar milagrosamente el duelo u olvidar algo de la noche a la mañana. Es un proceso con sus pasos y estados de ánimo correspondientes, pero con el tiempo nos sanamos y aprendemos que la felicidad no depende de esa persona, si no de nosotros mismos. Un día miraremos atrás y podremos ver la ruptura amorosa con más claridad, sin recordar solo lo bueno de la relación, si no la relación con sus problemas y sus detalles. Podremos verlo como una oportunidad de aprendizaje sobre nosotros mismos. Habremos sumado no solo experiencias, sino también herramientas que servirán para afrontar las situaciones futuras de una manera más óptima.