¿Qué es la indefensión aprendida?

La indefensión aprendida es un comportamiento pasivo, estudiado por el psicólogo Martin Seligman, que adoptan algunas personas (o animales) al creerse incapaces de reaccionar ante situaciones desagradables. Como resultado de esas experiencias dolorosas, y cuando las acciones para evitarlas no han sido efectivas, la persona se inhibe y desarrolla pasividad creyendo que no puede hacer nada para cambiar esa situación. Esta pasividad es, por tanto, una actitud aprendida: al no encontrar la solución para cambiar el contexto de lo que les sucede, la persona cree que haga lo que haga no va a poder cambiarlo, pudiendo provocar en ella depresión, desmotivación, ansiedad y problemas de autoestima.

La indefensión aprendida puede surgir ante determinadas situaciones. En la violencia de género, por ejemplo, como consecuencia del desgaste psicológico de las agresiones físicas y/o psicológicas por parte del agresor, la víctima se siente indefensa y puede acabar asumiendo parte de la culpa, sintiéndose incapaz de cambiar la situación. En este contexto, la víctima “aprende” a comportarse de manera pasiva, suspende el juicio crítico hacia ella misma y hacia el agresor y, se adapta a la situación traumática.

Esta pasividad puede “aprenderse”, también, en otras situaciones cotidianas. Ser tratado mal por los compañeros del colegio, unos padres demasiado autoritarios, o un jefe que le hace la vida imposible. Cuando las personas son continuamente reprendidas sin importar lo que hagan para cambiar la situación, al final aprenden a no responder, a vivir con ello. Tras sus investigaciones, Martin Seligman determinó que el carácter que adoptan algunas personas frente a las situaciones, muchas veces, depende de la interpretación que den a los hechos que ocurren, y de si asumen la responsabilidad de la situación, aunque no dependa de ellos. La indefensión aprendida se asocia a frases como “esto es lo que hay y, por mucho que haga, nada va a cambiar”, o surge como respuesta a frases del tipo “no sirves para nada”. Y el pensar que uno mismo no es capaz de cambiar ni conseguir nada, puede llegar a ser muy destructivo para la persona.

¿Se puede superar la indefensión aprendida?

Afortunadamente, no es una conducta innata, sino que es un comportamiento “aprendido”, y como cualquier actitud aprendida, puede ser modificada. Para ello, es necesario desaprender la indefensión para aprender nuevas forma de comportamientos que deriven en recuperar la confianza en uno mismo y en aumentar la autoestima. Así las personas serán conscientes de que sí son capaces de cambiar las situaciones adversas.

Para evitar la indefensión, debemos ser capaces de entender que somos nosotros mismos quienes podremos lograr estos cambios con esfuerzo, y siendo conscientes de que el control está en nosotros, y no en los demás. Para recuperar la confianza y la autoestima, y desaprender la indefensión, puede ser decisiva la ayuda de un amigo, familiar, y/o de un profesional de la psicología.

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