¿Qué es y cómo se desarrolla la autoestima?

Las personas que tienen una buena autoestima se sienten capaces de enfrentarse a los desafíos básicos de la vida. Una baja autoestima, por el contrario, daña nuestros momentos de felicidad y perjudica los logros que podríamos obtener en nuestra vida. Pero, ¿qué es la autoestima?

¿Qué es la autoestima? (¿Y el autoconcepto?)

Lo que yo soy, y cómo nos valoramos. Cómo me describo y cómo me valoro. Esta es la diferencia entre el autoconcepto y la autoestima que, aunque van ligadas, tienen distintos componentes. Por una parte, el cognitivo, descriptivo (soy alto) y el valorativo (no me gusta ser alto). La suma del autoconcepto y autoestima nos lleva a la imagen que tenemos de nosotros mismos.

La autoestima, por tanto, es la valoración u opinión emocional que tenemos de nosotros, a partir de las experiencias que hemos experimentado a lo largo de nuestra vida. La valoración va más allá de la lógica y de la racionalización, y la hacemos en función de nuestros rasgos corporales y mentales, de las opiniones que hemos recibido de los demás y de lo que nosotros creemos que somos. ¿Qué pensamos de nosotros? ¿Son sentimientos favorables?

Por otro lado, la baja autoestima nos lleva a valorarnos por debajo de la realidad. Nos cuesta respetarmos a nosotros mismos, no damos prioridad a nuestras necesidades, no nos valoramos, creemos que las necesidades de los demás son más importantes que las nuestras, y además no nos creemos con la suficiente capacidad para afrontar los desafíos de nuestra vida: “no puedo y no soy capaz”. Esto conlleva que vivamos con ansiedad y estrés situaciones de la vida diaria.

Indicadores de una autoestima baja:

  • Autocrítica desmesurada
  • Hipersensibilidad a la crítica: cuando hace una crítica sobre nosotros, nos genera malestar y nos cuesta recuperarnos
  • Indecisión ante las decisiones, por miedo a equivocarnos
  • Deseo constante por complacer, dificultad para decir “no” por miedo a desagradar
  • Perfeccionismo: sentimos frustración cuando las cosas no salen como nos exigimos
  • Culpabilización: nos sentimos responsables de problemas ajenos y/o propios, y generamos excesiva emotividad negativa
  • Sentimiento generalizado de tristeza por no sentirnos bien con nosotros mismos
  • Comparación constante: necesitamos reforzar la visión de nosotros mismos comparándonos con los demás y/o buscando su aprobación

¿Por qué es tan importante desarrollar la autoestima?

Una adecuada autoestima – o sana- no garantiza una solución a todos nuestros problemas, pero sí que nos ayuda a hacer frente a ellos de la mejor manera posible, confiando en nosotros mismos y en nuestra propia valía. La sana autoestima hace que confiemos y nos responsabilicemos de nuestras decisiones y de nuestro bienestar emocional, sin delegar la responsabilidad en las circunstancias ni en otras personas.

Prácticas para desarrollar la autoestima

  1. Vivir conscientemente. Poner atención a nuestros actos, es decir, adecuar nuestra mente a la tarea que estamos realizando. A veces es más fácil relacionarnos con lo que nos rodea que con nuestros pensamientos o necesidades. Para evitarlo, debemos distinguir los hechos en sí de las interpretaciones que hagamos sobre esos hechos.
  2. No anclarnos en el pasado. Todos cometemos errores. Pero si algo nos avergüenza del pasado, dejémoslo ir. El pasado ya no existe y de nada sirve torturar la autoestima arrepintiéndonos de algo ocurrido en el pasado. La aceptación de uno mismo aquí es fundamental, ligado al concepto de compasión.
  3. Somos los responsables de nosotros mismos, de nuestros propios deseos y elecciones, y de las consecuencias de los actos frente a los demás. Somos los responsables también de cómo gestionamos nuestro tiempo y a qué le dedicamos más y a qué menos.
  4. Fijemos metas concretas y que nuestras acciones vayan dirigidas a conseguirlas.
  5. Control de la autocrítica. Debemos ser conscientes de las críticas que nos hacemos a nosotros mismos, ¿son racionales? Seguramente no, así que intentemos transformar estos pensamientos negativos en otros más constructivos.
  6. Hacer cosas nuevas y/o placenteras. Para ello, intentemos detectar qué cosas nos gustaría hacer y no hacemos, y que nos ayuden a sentirnos mejor con nosotros mismos.
  7. Orientación externa. Si nos cuesta mejorar la autoestima a pesar de estos pasos, los psicologos terapeutas nos ayudan a identificar y superar las causas de nuestros problemas de autoestima.

Ser conscientes de la realidad, aceptarnos, vivir con naturalidad, concentrarse en los problemas, concentrarse en los hechos más que en las interpretaciones, tener autonomía y mantener relaciones sociales saludables. Así podremos vivir a gusto con nosotros mismos y conseguir una buena autoestima.

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