Incluso a pesar de lo mucho que te guste, en ocasiones es habitual que sientas estrés en el trabajo. Horarios, compañeros, expectativas, presiones, prisas, EREs… La buena noticia es que incluso para estos casos existen estrategias psicológicas demostradas que te pueden ayudar a combatir el estrés laboral para sentirte más equilibradx y productivo en tu día a día, reduciéndolo de forma efectiva y sencilla.
En este artículo te compartimos -entre otras interesantes cuestiones- algunas técnicas prácticas que no solo mejorarán tu bienestar emocional en el trabajo combatiendo el estrés laboral, sino que también potenciarán tu rendimiento y tu calidad de vida en el entorno profesional. Porque no es solo cuestión de sobrevivir al estrés: se trata de superarlo y transformar tu manera de enfrentar los desafíos del trabajo diario.
Qué es el estrés laboral.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el estrés laboral se identifica como un grupo de reacciones emocionales, psicológicas, cognitivas y conductuales ante exigencias profesionales que sobrepasan los conocimientos y habilidades del trabajador para desempeñarse de forma óptima.
El estrés laboral es mucho más que una simple reacción. Es el eco de un desafío que resuena en cada rincón de tu espacio de trabajo. Cuando te enfrentas a cambios o retos, tu cuerpo y tu mente entran en una danza de tensión, afectando la esencia de tu carrera profesional y tu bienestar. Este sentimiento surge cuando las exigencias del trabajo se vuelven abrumadoras, dejando a muchas personas sintiendo que están en una cuerda floja, sin los recursos necesarios para encontrar el equilibrio. Es como intentar nadar contra corriente, donde cada ola puede sentirse como un peso más en nuestros hombros.
Pero no estás solo a la hora de combatir el estrés laboral. Reconocer el estrés en el lugar de trabajo es el primer paso hacia el cambio positivo.
Cuando el trabajo pesa más de lo que puedes cargar.
El estrés laboral no solo es sentirte agotado al final del día. Es la tensión constante que experimentas en tu cuerpo: desde el dolor de cervicales, en los músculos del abdomen y hasta el latido acelerado de tu corazón. También es esa irritabilidad que no te explicas, quizá esa falta de concentración que te bloquea y la sensación de que, por más que lo intentes, no logras avanzar en ninguna de tus tareas.
Y no es solo psicológico.
Está estudiado: las elevadas demandas en el trabajo aumentan siete veces el riesgo de agotamiento emocional. La falta de apoyo en tu equipo puede duplicar las posibilidades de que sufras dolores crónicos en la espalda, cuello o hombros. Y tener poco control sobre tu trabajo, además, eleva el riesgo de problemas cardiovasculares. Presta atención, porque la hipertensión se vuelve 3 veces más probable.
Es más.
La prolongación en el tiempo del estrés por el trabajo puede llegar a generar trastornos en la salud mental del empleado como el «burnout» o desgaste emocional, afectando el desempeño laboral o promoviendo actitudes poco saludables como el consumo de alcohol, tabaco y drogas, e incluso en casos extremos acciones de consecuencias fatales, motivadas además por un contexto adverso interno y externo.
Tipos de estrés laboral.
Existen 3 tipos principales de estrés laboral:
- Estrés laboral episódico. Aparece de forma puntual y breve, mostrando un causante claro y específico. Desaparece cuando se resuelve la situación que lo provoca. Ejemplos: picos de trabajo, entrega de un proyecto importante, proceso de ascenso… Sus efectos suelen ser moderados y temporales.
- Estrés laboral crónico. Se produce por una exposición prolongada a factores estresantes. Se acumula con el tiempo y afecta a la persona durante periodos largos. Entre sus causas podemos encontrar el mal ambiente laboral, la inestabilidad o inseguridad en el puesto de trabajo, las exigencias excesivas, el acoso, etc. Puede tener consecuencias graves a nivel físico y mental a mediano y largo plazo y requiere ayuda especializada para su manejo.
- Eustrés o estrés positivo. Es un nivel ligero de estrés que puede ser hasta beneficioso. Se asocia a retos laborales o inicio de nuevos proyectos, manteniendo a la persona alerta y motivada y pudiendo impulsar su crecimiento personal y profesional. El límite entre estrés positivo y negativo depende de cada individuo.
Es importante identificar qué tipo de estrés se está experimentando para poder manejarlo adecuadamente. El estrés episódico y el eustrés suelen ser más manejables, mientras que el estrés crónico requiere intervención profesional y cambios más profundos en el entorno laboral.
Si queremos ser mucho más específicos y dentro de estos 3 tipos de estrés principales, es posible clasificar también estos:
- Estrés por acoso laboral o mobbing: cuando te sientes víctima de estrategias de incomunicación, intimidación, desprecio, amenazas, incluso violencia.
- Estrés postraumático: se desencadena tras sufrir algún accidente en el trabajo.
- Estrés por sobrecarga o por exceso de responsabilidad: tienes más trabajo del que puedes abarcar, mucha presión por la responsabilidad del cargo, o las tareas superan tus conocimientos.
- Estrés por impotencia: tienes la sensación de no poder influir con tu trabajo en la situación de la empresa o de haber perdido el control.
- Estrés por sensación de inestabilidad: temes perder tu trabajo, en un momento de crisis, por ejemplo, o bien crees que tus condiciones laborales pueden empeorar.
- Estrés por falta de reconocimiento o apoyo: sientes que lo que haces no se reconoce o quizá no recibes las directrices adecuadas ni el apoyo de tus superiores.
- Estrés por aburrimiento o monotonía: te faltan estímulos debido a un trabajo monótono y repetitivo.
Qué se oculta detrás del estrés en el trabajo.
El estrés en tu trabajo no aparece de la nada. Detrás de cada día agotador y cada noche sin descansar de manera reparadora, hay causas y factores que poco a poco te van afectando, llevándote al límite. Aquí te contamos cuáles son los principales motivos que pueden desencadenar el estrés en el trabajo. Cuando los leas te resultará más sencillo reconocerlos:
- La sobrecarga de trabajo. Demasiadas tareas y responsabilidades que se acumulan, jornadas interminables con apenas un respiro y la constante presión de cumplir plazos imposibles.
- Un ambiente laboral tóxico. Conflictos con compañeros o, peor, jefes; la sombra del acoso o la discriminación y sentir que no tienes apoyo cuando más lo necesitas.
- Falta de control y autonomía. Poca o nula participación en la toma de decisiones, tener que cumplir órdenes sin ser escuchado, realizar tareas monótonas que no te desafían y no tener claro cuáles son tus verdaderas responsabilidades.
- Condiciones de trabajo desfavorables. Entornos de trabajo que desgastan, exposición a ruidos, contaminación o falta de las herramientas necesarias para hacer bien tu trabajo.
- Inestabilidad laboral. El miedo constante a perder tu trabajo, la falta de oportunidades para crecer y cambios internos que te hacen sentir vulnerable.
- Desequilibrio entre trabajo y vida personal. Sentir que tu vida se reduce al trabajo, sin tiempo para ti ni para tu familia, con expectativas de estar siempre disponible, incluso fuera del horario.
Reconocer e identificar estos factores es el primer paso para que puedas empezar a cambiar la situación y a cuidar de tu salud mental. Por su parte, las organizaciones también pueden desempeñar un papel protagonista en la solución, creando entornos más saludables donde el bienestar sea una prioridad mediante loas adecuados programas de bienestar emocional corporativo.
Señales de estrés laboral ante las que conviene estar alerta.
El estrés en el trabajo no siempre aparece de golpe, muchas veces se cuela silenciosamente en tu vida, como una tormenta de verano que se va formando lejana en el horizonte. Pero antes de que te des cuenta ya está afectando tu día a día. Aquí tienes algunas señales que te pueden poner en situación de alerta de que el estrés está empezando a apoderarse de ti (y tú sin paraguas):
Notas cambios en tu forma de ser. Te sientes más irritable o desconfiado y ya no tienes la misma energía de antes.
Sientes que tu productividad disminuye. Te cuesta enfocarte y cada tarea parece una montaña imposible de escalar.
Experimentas fallos de memoria y concentrarte te cuesta cada vez más. Olvidas cosas importantes y te cuesta mantener el ritmo.
Tienes problemas para dormir. Duerme el cuerpo, pero no tu mente, que sigue dando vueltas.
Modificas tu conducta alimentaria. Comienzas a comer de más o te olvidas de las comidas.
Padeces dolores inexplicables. El estrés no solo se queda en tu cabeza, sino que tu cuerpo también empieza a gritar: tensión muscular, problemas digestivos, palpitaciones, etc.
El estrés afecta cada rincón de tu vida. Emociones, pensamientos, comportamiento e incluso tu salud física. Si no lo manejas a tiempo y de forma conveniente, puede llevarte por un camino oscuro, afectando no solo tu bienestar mental y físico, sino también tu capacidad para disfrutar de la vida.
Y en la empresa, el estrés también deja huella.
Un equipo estresado es un equipo desmotivado. Se generan más conflictos entre compañeros, aumenta el absentismo y los errores empiezan a multiplicarse, afectando la calidad del trabajo, la productividad y a la imagen de la empresa.
Recuerda, el estrés prolongado es como una cuerda que se tensa más allá de su límite, amenazando con romperse en cualquier momento. Tomar conciencia de estas señales es clave para detener esa tormenta antes de que se desate y para crear un entorno de trabajo más saludable, tanto para ti como para la organización.
¿Qué personas son más vulnerables al estrés laboral?
El estrés en el trabajo no nos afecta a todos por igual. Aquellos profesionales que se encuentran entre los 35 y 45 años son las personas suelen llevar la mayor carga emocional en su actividad laboral. Es en esta etapa cuando las responsabilidades personales y profesionales se entrelazan: hijos, pareja, una vida familiar con muchas demandas, todo mientras el entorno laboral se vuelve cada vez más competitivo y exigente.
Y es esta combinación entre la presión del trabajo y el peso de las obligaciones personales la que lleva a muchos al límite. Reconocer esta situación es crucial para cuidar tu bienestar emocional y encontrar un equilibrio en tu vida diaria.
Las etapas del estrés laboral: una montaña que debes aprender a escalar.
Como has leído anteriormente, el estrés en el trabajo no te golpea de repente. Es como subir una montaña empinada: al principio te sientes capaz, pero si no encuentras un momento para detenerte y respirar, el agotamiento te arrastra. Estas son las fases que atravesamos cuando el estrés comienza a hacerse dueño de nuestras vidas laborales:
Fase 1: alarma.
Es como si tu cuerpo encendiera todas sus alarmas. En esta etapa, sientes que algo en el entorno es una amenaza y tu organismo se prepara para enfrentarlo. El corazón late más rápido, la respiración se acelera y la ansiedad comienza a hacer ruido. Esta fase no suele durar mucho, pero es crucial reconocerla: es tu cuerpo diciéndote «algo no está bien».
Fase 2: resistencia.
Aquí empieza la batalla. Si la situación estresante persiste, tu cuerpo intenta adaptarse. Aparentemente todo está bajo control, pero por dentro estás quemando más energía de la que crees. Te esfuerzas por mantener el ritmo, pero cada día cuesta más. Es como continuar ascendiendo la montaña sin descanso, creyendo que puedes con todo, cuando en realidad te estás agotando.
Fase 3: agotamiento.
El cuerpo y la mente ya no pueden más. Has llegado al temido burnout. El estrés ha consumido todos tus recursos y te sientes exhausto, física y emocionalmente. Aquí es donde la fatiga te inmoviliza, el rendimiento cae y comienzan los problemas serios de salud. Si no paras, el desgaste será profundo y las consecuencias, graves.
Por eso detectar estas fases a tiempo es fundamental para evitar que el estrés te lleve al límite físico y emocional. Debes aprender a escuchar tu cuerpo: saber cuándo detenerte es la clave para cuidar de ti y de tu bienestar laboral.
Cómo gestionar el estrés laboral con éxito: encuentra tu equilibrio emocional.
A la hora de combatir el estrés laboral no se trata solo de “aguantar” más para gestionarlo. Es como navegar en aguas turbulentas: necesitas un buen timón y la colaboración de todos a bordo para evitar que el barco (tú en este caso) se hunda. Tanto tú como la empresa podéis tomar medidas clave para recuperar el control y convertir el estrés en algo manejable.
Estrategias para el trabajador para gestionar el estrés laboral con éxito.
- Reconoce tus fuentes de estrés.
Haz una pausa y escucha a tu cuerpo y mente. ¿Qué es lo que realmente te está agotando? Lleva un registro de las situaciones que te generan ansiedad o tensión para saber con exactitud dónde necesitas actuar.
- Desarrolla tus habilidades para afrontar el estrés.
Técnicas como la meditación, respiración profunda o una simple caminata pueden ser tus aliados. Aprende a organizar mejor tu tiempo, estableciendo prioridades para no sentir que todo se te viene encima.
- Establece límites saludables.
A veces la clave está en aprender a decir «no». Si tu carga de trabajo te sobrepasa, protege tu espacio personal y tus descansos. No eres una máquina, tu bienestar siempre es lo primero.
- Cuida de ti mismo.
El estrés afecta más cuando descuidas tu cuerpo y tu mente. Alimentación, ejercicio, descanso y rodearte de gente que te apoya son tu escudo. ¡No lo subestimes!
- Comunica lo que necesitas.
Hablar de tus preocupaciones de forma asertiva puede marcar la diferencia. Si necesitas ayuda, pídela. No guardes silencio mientras el estrés sigue creciendo.
Estrategias para que la empresa gestione el estrés laboral con éxito.
- Evaluar el ambiente laboral.
La empresa debe estar atenta a las señales de estrés entre los empleados. Las evaluaciones periódicas y una escucha activa pueden ayudar a identificar problemas antes de que se conviertan en crisis.
- Crear un entorno y ambiente de trabajo positivos.
El respeto y la comunicación abierta deben ser parte del ADN de la empresa. Un equipo que se apoya y colabora es mucho más resistente al estrés. Y más productivo.
- Ofrecer formación y apoyo emocional.
Capacitar a los empleados y líderes sobre la gestión del estrés y el apoyo emocional es clave. Además, contar con acceso a asesoramiento psicológico como beneficio corporativo puede ser la diferencia entre un empleado quemado y uno motivado.
- Fomentar la flexibilidad laboral y la conciliación.
El equilibrio entre la vida personal y laboral no es un lujo, es una necesidad. Ofrecer horarios flexibles o la opción de teletrabajo permite a los empleados gestionar mejor sus responsabilidades.
- Reconocer y valorar el esfuerzo.
Sentirse valorado es uno de los mayores antídotos contra el estrés. Reconocer el buen trabajo y ofrecer oportunidades de crecimiento profesional no solo motiva, sino que también retiene talento.
El equilibrio es la clave. La gestión del estrés laboral requiere un esfuerzo conjunto. Tanto tú como la empresa tenéis que remar en la misma dirección para crear un entorno donde el bienestar y la productividad coexistan. Cuando todos colaboran, no solo se reduce el estrés, sino que se construye un lugar de trabajo más saludable, satisfactorio y que rinde más.
Consecuencias tanto para el trabajador como para la empresa de no combatir el estrés en el trabajo.
Estas son algunas de las principales consecuencias para el trabajado cunado no sabe o no encuentra estrategias adecuadas para combatir el estrés laboral:
1.Consecuencias físicas.
- Aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria.
- Tensión muscular y dolores (de cabeza, espalda, cuello).
- Alteraciones del sueño y digestivas.
- Fatiga crónica.
- Mayor riesgo de trastornos cardiovasculares.
2. Consecuencias psicológicas.
- Ansiedad y nerviosismo.
- Irritabilidad y cambios de humor.
- Depresión y tristeza.
- Falta de concentración.
- Desmotivación y apatía.
3. Consecuencias sociales.
- Deterioro de relaciones interpersonales.
- Disminución de relaciones sociales y familiares.
- Menos tiempo para aficiones personales.
4. Otras consecuencias.
- Desarrollo del síndrome de burnout o desgaste profesional en casos prolongados.
- Incremento de hábitos nocivos como consumo de alcohol o tabaco.
- Mayor riesgo de bajas por invalidez física o psicológica.
Y estas son las principales consecuencias que no combatir el estrés en el trabajo puede provocar en la empresa:
- Descenso de la productividad y rendimiento laboral.
- Aumento del absentismo.
- Mayor rotación de personal.
- Empeoramiento del clima laboral
- Incremento de conflictos entre compañeros.
- Disminución de la calidad del trabajo.
- Aumento de accidentes laborales.
- Deterioro de la imagen institucional
El estrés laboral afecta de manera integral al individuo, impactando sobre su salud física y su bienestar emocional, así como sobre su desempeño profesional. Para las organizaciones, esto se traduce en una disminución general de la eficiencia y un deterioro del ambiente de trabajo, lo que subraya la importancia de implementar estrategias efectivas para su prevención y manejo.
Demostrar el estrés laboral: el primer paso hacia tu bienestar.
El estrés laboral no es algo que se pueda ocultar por mucho tiempo. Se cuela en tu día a día, en tu forma de trabajar y en cómo te sientes al llegar a casa. Afecta en todo. Si la situación se hace crónica (burnout) y ves necesario solicitar una baja, es importante demostrar que el estrés se ha producido por circunstancias inherentes o relacionadas con tu puesto de trabajo. Es decir, que se trata de una baja por contingencias profesionales.
Pero ¿cómo puedes demostrar que lo que estás viviendo va más allá de un mal día? Aquí te contamos, paso a paso, cómo puedes visibilizar y enfrentar el estrés laboral.
- Haz visible lo invisible: documenta tu experiencia. El estrés tiene maneras silenciosas de hacerse notar, desde dolores de cabeza persistentes hasta esa sensación de agotamiento emocional que parece no desaparecer. Puedes llevar un diario donde registres cómo te sientes cada día: fatiga, ansiedad, irritabilidad, insomnio… Cada detalle cuenta. No olvides anotar también cómo estas sensaciones afectan tu trabajo: ¿te cuesta concentrarte?, ¿tu productividad ha bajado?, ¿tu relación con los compañeros ha cambiado? Este registro será tu mejor aliado.
- Pide ayuda profesional: no estás solo. Reconocer que necesitas apoyo es un acto de valentía. Consulta con un psicólogo o terapeuta. Ambos profesionales podrán evaluar tu situación y ofrecerte un informe médico que avale lo que estás viviendo. Este informe será clave para demostrar que el estrés laboral está afectando tu bienestar emocional y físico. No se trata solo de palabras, sino de poner sobre la mesa el impacto real que este problema está teniendo en ti.
- Reúne evidencias: respalda tu caso. No es solo lo que sientes, es también lo que vives en tu día a día laboral. Guarda correos electrónicos que evidencien la sobrecarga de trabajo, registra las horas extra que hayas tenido que hacer y toma nota de esas fechas límite imposibles que te están asfixiando. Si has sufrido acoso o conflictos en el trabajo, procura documentarlo todo: cada incidente es una prueba valiosa de cómo el ambiente laboral está incrementando tu nivel de estrés.
- Habla con tu empresa: pide ser escuchado. Llegó el momento de abrir el diálogo. Solicita una reunión con tu supervisor inmediato o el departamento de recursos humanos. Presenta tu documentación: los registros de tus síntomas, los informes médicos, y todas las evidencias de tu entorno laboral. No solo expongas el problema, también habla de cómo esto está afectando a tu rendimiento y, sobre todo, a tu salud. Tu bienestar debe ser una prioridad.
- Buscad soluciones: juntos es mejor. Proponer cambios no solo te beneficiará a ti, sino también a tu empresa. Habla sobre posibles ajustes en tus responsabilidades o en la carga de trabajo. Si sientes que necesitas un respiro sugiere la implementación de programas de manejo del estrés o asesoramiento psicológico. A veces, pequeños cambios en el ambiente laboral pueden hacer una gran diferencia en la calidad de vida de todos.
- Conoce tus derechos: protege tu salud. El estrés laboral es una realidad en España, donde solo el 32% de los empleados considera que su entorno de trabajo es saludable. Si sientes que no están respetando tus derechos, infórmate sobre las leyes que te protegen. Consultar con un abogado laboral, con tu representante sindical o con un sindicato de trabajadores puede ser el siguiente paso si la situación no mejora. Tu bienestar es tu derecho.
Demostrar el estrés laboral no solo es un acto de protección hacia ti mismo. Es también una forma de decir “esto tiene que cambiar”. No estás solo en este proceso, y dar este paso puede ser el inicio de un entorno laboral más saludable para ti, para todos los que te rodean y muy beneficios para la empresa, por mucho que le cueste reconocerlo.
Diferencias clave entre el estrés laboral y el burnout.
Mientras el estrés laboral es una respuesta adaptativa que puede ser manejada, el burnout representa un estado de agotamiento crónico más severo que requiere una intervención más profunda. Reconocer estas diferencias es clave para abordar adecuadamente cada situación. Ambos requieren intervención en diferentes niveles, pero el burnout es una fase avanzada del estrés que necesita mucha más atención y tiempo de recuperación.
De manera sintética, las principales diferencias entre el estrés laboral y el burnout son:
En cuanto a su origen y desarrollo.
- Estrés laboral: surge como respuesta a demandas y presiones laborales específicas. Puede ser episódico o crónico.
- Burnout: se desarrolla gradualmente por exposición prolongada al estrés laboral. Es un proceso acumulativo.
En lo que respecta a la implicación personal en el trabajo.
- Estrés laboral: la persona suele estar muy implicada e hiperreactiva ante los problemas.
- Burnout: hay una falta de implicación y desconexión emocional. La persona se siente apática y desmotivada.
En cuanto a sus efectos.
- Estrés laboral: como hemos visto más arriba, puede tener efectos positivos en dosis moderadas (eustrés), mejorando el rendimiento.
- Burnout: siempre tiene efectos negativos, llevando al agotamiento y cinismo.
En cuanto a la recuperación.
- Estrés laboral: con descanso y técnicas de manejo del estrés, la persona puede recuperarse.
- Burnout: requiere cambios más profundos y a menudo intervención profesional para recuperarse.
En cuanto a las emociones.
- Estrés laboral: genera emociones intensas y reactivas.
- Burnout: produce embotamiento emocional y sensación de vacío.
En cuanto a la energía.
- Estrés laboral: hay un exceso de energía y activación.
- Burnout: se caracteriza por falta de energía y agotamiento.
En cuanto a la motivación.
- Estrés laboral: la persona mantiene la motivación por su trabajo.
- Burnout: hay una pérdida total de motivación e idealismo profesional.
9 actividades que puedes realizar en el trabajo para combatir el estrés laboral.
Algunas de las actividades que puedes empezar a practicar son, por ejemplo:
1.Realiza pequeños ejercicios y estiramientos con frecuencia. Levantarse, estirar los pies, caminar, oxigenarse un poco, cambiar la posición del cuerpo. Todo esto relaja.
2.Aprende y pon en práctica ejercicios de respiración. Te servirán para enfocarte en lo que estás haciendo y bajar las pulsaciones, además, el aprender a controlar la respiración puede ayudarnos mucho a luchar contra la ansiedad y el estrés.
3.Organízate. Sí, mira tu escritorio, seguramente hayas acumulado tazas, bolis, papeles… seguro que te sobran cosas… Ordena tu escritorio para combatir el estrés laboral y verás que casi como por arte de magia, tu cabeza se ordenará sola.
4.Respeta el espacio de almuerzo si lo tienes. Haz un pequeño paréntesis en el día en el que puedas distraerte y poner tu cabeza en otra cosa.
5.Date un ligero masaje. Un pequeño masaje de sienes o de hombros te ayudará a desconectar y a cuidarte. También te ayudará este ejercicio con la lengua: apoya tu lengua en la encía superior y recórrela con la lengua hasta que comiences a salivar. Haz este ejercicio las veces que quieras hasta que consigas relajarte.
6.Realiza alguna actividad que te guste. Sabemos que en el trabajo estamos más limitados a la hora de hacer una actividad, pero durante alguna de las pausas que hagas, puedes ponerte tu canción favorita, hacer algún crucigrama, o incluso hacer una llamada a un amigo con el que puedas desconectar.
7.Trata de mantener una relación de camaradería e incluso fomentar el vínculo con tus compañeros fuera del ámbito laboral.
8.Concéntrate en las tareas logradas y no en las pendientes. Acostúmbrate a focalizarte en los objetivos cumplidos.
9.Acude a un psicólogo para combatir el estrés laboral.
Clínicas Origen: tu aliado para combatir el estrés en el trabajo.
Como vimos, vida laboral puede sentirse como una tormenta repentina. Algunas semanas el viento sopla con fuerza llevándote de un lado a otro, dejando una sensación de desánimo. Pero ¿qué sucede cuando la tormenta no escampa? Cuando esa fatiga y desgana se convierten en compañeras constantes, incluso después de salir el sol y el arco iris entre las nubes, es un signo claro: el estrés ha tomado las riendas.
En Clínicas Origen comprendemos que cada persona tiene su propio ritmo y recursos para afrontar la presión. Por eso estamos muy cerca para ayudarte a encontrar ese equilibrio perdido, ofreciéndote el apoyo y las herramientas para protegerte de los chaparrones laborales. Nuestra amplia variedad de tratamientos terapéuticos para el estrés en el lugar de trabajo se basa en tratamientos psicológicos similares a los que desarrollamos para otros tipos de estrés.
La terapia con nuestros psicólogos sanitarios especialistas se orienta hacia técnicas y herramientas que procuran evitar que el entorno laboral afecte a la salud del paciente, así como en diferentes formas de evitar las situaciones de conflicto. Aunque en ocasiones esté también indicado modificar las condiciones de trabajo para vencer el estrés laboral, tal y como lo hacemos desde nuestra división de bienestar emocional para empresas Origen Corporate.
Conclusión.
El estrés en el trabajo es un fenómeno omnipresente que puede afectarnos a todos, independientemente de nuestras circunstancias laborales. No es simplemente un mal que debemos soportar. Es una señal de que algo en nuestro entorno profesional necesita atención. Al reconocer los factores desencadenantes, las señales de alerta y las etapas del estrés, trabajadores y organizaciones podemos adoptar medidas proactivas para mitigar sus efectos y promover un ambiente laboral saludable.
Gestionar el estrés laboral no solo mejora tu bienestar personal, sino que también potencia la productividad y la cohesión en el equipo. Implementar estrategias efectivas, desde el autoconocimiento hasta la comunicación abierta puede transformar el estrés en una oportunidad para crecer y mejorar nuestras relaciones laborales.
La clave está en entender el estrés como un aliado en nuestra búsqueda de equilibrio emocional y profesional. Así que no permitas que el estrés defina tu experiencia laboral y conviértelo en una oportunidad para aprender y crecer, tanto a nivel personal como en el entorno laboral. Y si sientes que el estrés se convierte en una carga insostenible, recuerda que buscar apoyo profesional puede ser el primer paso hacia la recuperación y el bienestar.
Juntos desde Clínicas Origen podemos construir un lugar de trabajo donde el bienestar y la productividad se encuentren en perfecta armonía.
quiero saber el precio de las sesiones en aljarafe