Claves para perder el miedo al rechazo y ser más feliz

dos chicas vestidas de verde hablando riéndose y felices en un bar terraza tomando un café

El miedo al rechazo es el temor que experimentamos al sentirnos juzgados o evaluados por los demás. Podemos sentirnos rechazados en una entrevista de trabajo o por la persona que nos gusta, pero también sentimos el rechazo en situaciones cotidianas: cuando no nos avisan para un plan, no se ríen ante un chiste que contamos, o alguien no nos contesta a un mensaje.

Ante este miedo podemos adoptar dos respuestas: que sacrifiquemos nuestros deseos y necesidades para ser aceptados, o que evitemos exponernos a situaciones en las que sintamos que nos pueden evaluar. En ambos casos estaremos evitando el rechazo, desde luego, pero nos aseguramos de que nunca conseguiremos aquello que queremos.

Tener miedo al rechazo no es malo, es un instinto humano que nos mantiene despiertos. El problema es que ese miedo nos paralice y dejemos de lado nuestros deseos y necesidades, o que la visión de nosotros mismos dependa esencialmente de los demás. Estar buscando la seguridad constantemente en otras personas supone un callejón sin salida: cualquier palabra, mirada o gesto  de esas personas podemos malinterpretarlas como un rechazo, y posiblemente no lo sea. La seguridad la tenemos que encontrar dentro de nosotros.

En este sentido, tenemos que ser conscientes de que, aunque nos rechacen  – en el ámbito que sea- no significa que no seamos valiosos, sino que, en un momento concreto y con una persona determinada, las cosas no han salido bien.

¿Cómo superar el miedo al rechazo?

A pesar de que es normal sentir cierto miedo al rechazo, también lo es que te rechacen en algún ámbito y momento de tu vida. Pero, ¿cómo podemos desarrollar la habilidad para afrontar el rechazo y no darle más importancia de la que tiene?

  • Sé consciente de que algunas decisiones no dependen de ti. En muchas ocasiones, el comportamiento de las personas y sus decisiones no dependen de nosotros. Las personas tenemos motivaciones y estados de ánimo que hacen que rechacemos determinadas decisiones en circunstancias concretas.
  • No te tomes el rechazo como algo personal. Algunas personas interpretan el rechazo como un desprecio hacia su “yo” o lo asocian a algún defecto personal, lo que conlleva que se juzguen a sí mismos en función de la visión subjetiva del otro.
  • Examina tus pensamientos y sé realista. Te han rechazado -un proyecto, en una entrevista, en una cita-, ¿cómo reaccionas? Es normal que nos preguntemos que por qué nos han rechazado, pero atente a los hechos, y no le des más importancia de la que tiene imaginándote un motivo que pueda dañar tu autoconcepto. Di “me ha rechazado la propuesta de ir al cine porque no quería ir conmigo”, en vez de: “me ha rechazado porque no soy atractiva”.
  • ¿Qué pasaría, realmente, si te rechazan? Si lo piensas bien, si te rechazan ¿qué pasaría? No estaremos peor que antes. En el peor caso, estaríamos igual: si te rechaza la persona que te gusta, si te rechazan la plaza en una universidad, si te rechazan en una entrevista de trabajo. Sólo estaríamos perdiendo algo si ni siquiera lo intentásemos: cuanto más nos arriesguemos, más probabilidades tendremos de conseguir algo y, si mientras tanto me rechazan, no estaré perdiendo nada.
  • No te adelantes al rechazo, evita las suposiciones. Si tienes un temor excesivo al rechazo, estarás continuamente buscando señales – comportamientos, frases, gestos- que confirme tu miedo. Una actitud que no ayuda en nada.

La vida consiste en arriesgarse. Y cuando lo hacemos, el rechazo es una posibilidad.  

 

                                                                                                                                                                          

Deja un comentario

cinco + 20 =