La versión digital del periódico ABC publica un reportaje sobre la depresión femenina. Pilar Conde, directora técnica de Origen explica la incidencia que tiene la depresión en la mujer.
Depresión, ansiedad, dependencia emocional, dificultad en la regulación emocional y dificultades en la defensa de los derechos asertivos. Estos son los problemas que más se tratan en Origen, los primeros centros destinados al bienestar emocional de la mujer.
Según explica una de sus responsables, la psicóloga Pilar Conde, no sólo es que ellas continúen siendo más proclives a la depresión y a sus trastornos asociados, es que, además, tienen menos reparos en pedir ayuda y en compartir sus problemas.
Por un lado, aclara la experta, en España es más habitual asociar la petición de ayuda al rol femenino. Un aspecto «que se ve como negativo, tratándose, sin embargo, de un derecho de cualquier persona. El pedir ayuda, acudir a un especialista, lo considero un signo de inteligencia».
Estrés, síndrome del nido vacío y problemas de salud, las principales causas de la depresión femenina.
Por este motivo, si la mujer pide ayuda se tolera mejor socialmente que si lo hiciese el hombre. También a éste le cuesta más compartir su problema debido a los estilos de crianza y socialización, aunque, por supuesto, cada caso depende de la experiencia personal y las vivencias acumuladas.
Ya en el momento de asumir que se está padeciendo una depresión, unas y otros se comportan de forma diferente. La culpa, según Conde, podría achacarse a los roles de género, en el sentido de que hasta hace poco se ha venido considerando que “un hombre no debería ser débil, ni tener problema en la regulación de las emociones, lo que conlleva a que enmascare, por vergüenza, los síntomas más asociados a la depresión”.
En cuanto a la incidencia, desde Clínicas Origen, explican que no existen unas razones claras por las que la depresión afecte más a la mujer que al hombre, aunque sí se pueden identificar los factores que le hacen a ella más vulnerable a esta enfermedad. Se trata, en general, de aspectos genéticos, hormonales (cambios en la adolescencia, en la menopausia y en el embarazo, y postparto) y sociales.
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