¿Qué es la asertividad?

La asertividad es una habilidad social que nos permite defender nuestros derechos y expresar nuestras opiniones, sentimientos e intereses de manera libre y clara, sin faltar al respeto a los demás. Mediante una conducta asertiva, hablamos de nosotros mismos, pedimos ayuda, discrepamos y sabemos decir “no”. La falta de asertividad puede deberse a la falta de autoestima, al miedo de no agradar socialmente, o al rechazo.

La razón principal por la que solemos ser poco asertivos es porque pensamos que no tenemos derecho a expresar nuestros deseos y opiniones. En este caso podemos llegar a tener sentimientos de soledad, culpa y/o inferioridad.

Sin embargo, la asertividad se puede entrenar. De esta manera podremos aumentar el número de veces que responderemos con seguridad y confianza, defendiendo nuestros derechos y pensamientos. Conseguiremos disminuir la ansiedad, la depresión  y el resentimiento derivado de las relaciones interpersonales. Cuanto más asertivos seamos, más cómodos estaremos en la relaciones con los otros.

Entre las conductas personales, existen tres estilos básicos de comunicación:

  • Estilo pasivo: aquellas personas con un estilo de comunicación inhibido, que están constantemente preocupadas por satisfacer a los demás. No conciben la posibilidad de enfrentarse a alguien en cualquier sentido, y por ello prefieren no defender sus intereses si con ello dejan de lado los de los demás. Es decir, respetan a los demás pero apenas se respetan a sí mismos. Estas personas suelen tener un perfil sumiso, tímido, y empatizan con los demás pero tienen temor a ser criticados por los otros. El estilo pasivo genera sentimientos de desamparo, depresión y tensión a la hora de mantener relaciones interpersonales y sociales. Puede derivar en ansiedad, enfado y frustración en la persona, tienen la sensación de que no son valorados y se sienten incomprendidos.
  • Estilo agresivo: las personas con un estilo conductual agresivo procuran defender a cualquier precio sus derechos, en muchas ocasiones faltando al respeto a los derechos de los demás. Como su propio nombre indica, este estilo conlleva agresión, desprecio y dominio hacia los demás, sin tener en cuenta los sentimientos de los demás. Está caracterizado por una actitud egoísta, son poco empáticos con los demás, y carecen de habilidades para afrontar los conflictos. Las personas con un estilo de comunicación agresivo relacionan las discusiones con una competición que tienen que ganar: no pretenden tener un diálogo productivo, sino que, con la conversación o discusión, buscan tener la razón.  Adoptan una actitud defensiva ante lo que les digan los demás, se sienten atacados. En muchas ocasiones, las personas que recurren al estilo agresivo, se sienten inseguros o vulnerables frente a los demás.
  • Estilo asertivo: las personas con actitud asertiva expresan sus sentimientos, ideas y opiniones, y defienden sus derechos respetando los de los demás. Así, los demás pueden expresarse libremente, sin sentirse atacados. Son empáticos pero también defienden sus intereses. Al contrario que las personas con estilo agresivo, los asertivos no pretenden “ganar” con la conversación, sino que buscan llegar a un acuerdo. El objetivo, entonces, es ser capaz de expresarse adecuadamente sin agredir. Una persona asertiva suele ser segura de sí misma y ser empática con los demás.

 

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